“Las palabras son planes concretos para hacer nuestros sueños realidad. Dependemos de las palabras que escogemos y amparamos en nuestro corazón para inventar y crear el futuro, porque en ellas hemos instalado la forma como vemos el mundo.”
Luis Castellanos – Doctor en Filosofía e Investigador
Nuestras palabras, según explica Luís Castellanos, en su libro “Educar en Lenguaje Positivo”, pueden ser nuestro peor enemigo o nuestro mejor aliado y tienen un poder único para transformar nuestras vidas.
Este es precisamente el punto de partida de la reflexión de hoy. Si las palabras tienen gran importancia en el funcionamiento de nuestra vida y del tipo de palabras que utilizamos a diario para comunicarnos con nuestro entorno, depende mucho la forma en que construimos nuestra propia realidad, no podemos abordar la nueva realidad post pandemia, con las mismas palabras; jerarquía, poder, autoridad, mando, opacidad, control, planificación, certezas, escasez, etc. que hemos utilizado hasta ahora para diseñar nuestro futuro profesional.
Te guste o no, el mundo está cambiando, y necesitas cambiar las viejas palabras que construyeron tu realidad actual, que sólo tenían sentido en el pasado y que surgieron para resolver problemas que ya no son relevantes en un mundo conectado y de cambios acelerados.
El poder de las palabras
En tiempos de incertidumbre decidir a qué vamos a dedicar nuestra atención y los escasos recursos que disponemos es crucial. La palabra que utilicemos para decidir va a marcar si este año será un año donde nos dediquemos meramente a sobrevivir o si será un año de cambios profundos en nosotros mismos y en nuestras vidas. Las alternativas son básicamente dos: la explotación de las viejas certezas o la exploración de nuevas oportunidades.
Cuando construimos desde un lenguaje explotador normalmente vemos el futuro como una realidad externa a nosotros, frente a la que hemos de tomar posición y para hacerlo intentamos predecirlo para planificarlo. Y a partir de aquí, fijamos los objetivos concretos que queremos lograr, trazamos un plan y manipulamos la realidad actual para alcanzar unos objetivos predeterminados. Esto es lo que nos han enseñado desde pequeño en las escuelas, por lo que podemos decir que es nuestra forma natural de abordar los problemas. Se basa en la premisa de que en la medida que podemos predecir el futuro, lo podemos controlar. Este lenguaje, analítico o causal, de construir nuestra realidad es particularmente útil cuando el futuro es razonablemente predecible, nuestro entorno es estable y tenemos claros los objetivos que queremos conseguir.
En contraposición, cuando utilizamos un lenguaje de exploración para diseñar nuestro futuro, partimos de una premisa diferente: somos nosotros los que creamos nuestro propio futuro. Esta es la forma natural de actuar en las personas emprendedoras y de los innovadores. La lógica emprendedora es particularmente útil en momentos complejos e inciertos como los actuales, puesto que nos mueve directamente a la acción, para dejar de sentirnos víctimas de las circunstancias y animarnos a convertirnos en verdaderos protagonistas de nuestras vidas, convencidos de que en la medida que somos nosotros los que creamos nuestro propio futuro, no necesitamos predecirlo para controlarlo.
El lenguaje nos pertenece, nos identifica, es un fiel reflejo de lo que somos. No se trata pues de enriquecernos con una palabra brillante, se trata de enriquecer nuestras vidas para siempre eligiendo el rumbo y el camino de nuestras palabras habitadas. Se trata de pasar de gestionar lo conocido a explorar lo desconocido; lo desconocido no lo conocemos porque no lo alcanzamos a ver, no tenemos herramientas para verlo o simplemente no queremos verlo. Se trata de convertirnos en verdaderos protagonistas de nuestro futuro, viviendo conscientes de que somos una “beta permanente” de un proyecto inacabado, en construcción permanente, que necesitará de revisiones posteriores para desarrollar su máximo potencial.
Palabras para cuidar
Este es el momento de construir a partir de nuestras vivencias de la pandemia, aprovechar los aprendizajes de este período y aumentar nuestra resiliencia para convivir con la nueva realidad y rediseñar nuestro futuro profesional.
Las palabras, como nos enseña Luís Castellanos, son planes concretos para hacer nuestros sueños realidad. Imaginemos nuestro futuro profesional partiendo de estas diez palabras escogidas para reinventarnos en nuestra individualidad, como personas únicas e irrepetibles. Dependemos de las palabras que escogemos y amparamos en nuestro corazón para inventar y crear el futuro, porque en ellas hemos instalado la forma como vemos el mundo. Detrás de cada una de estas 10 palabras se esconden 10 consejos para reinventarse y crecer profesionalmente para convertirnos en protagonistas activos de nuestro futuro. Un futuro que no podemos planificar, pero si dedicar todas nuestras energías a construirlo.
10 Consejos para crecer y reinventarse profesionalmente
1. Sueña.
Sueña en grande. Necesitas urgentemente un cambio de perspectiva, el futuro es mejor de lo que crees. La digitalización y el avance exponencial de las tecnologías hacen que la producción de productos y servicios tengan un coste marginal cero y nos llevan a una economía de la abundancia. Estas fuerzas convergentes hacen posible resolver las preocupaciones más urgentes del mundo: agua, alimentos, clima, energía, superpoblación, educación y salud antes de lo que te imaginas.
Necesitamos a nivel social nuevos criterios de decisión que integren ecología, economía y equidad desde una perspectiva de abundancia en lugar de una de escasez y limitaciones. A nivel personal nuestras palabras reflejan nuestras percepciones colectivas. De nuestra inmersión en la abundancia surge la confianza, el pensamiento positivo y los hábitos de la abundancia: “Más para ti es más para los dos”, compartir siempre crea valor.
2. Explora.
Nos encontramos en un momento de profundas transformaciones. Estamos pasando de una sociedad lineal y previsible, basada en la lógica, a una sociedad de lo imprevisible, con una nueva forma de pensar y un nuevo enfoque de la vida. Por eso es necesario que dediques una parte de tu tiempo a observar la realidad y a encontrar las tendencias que en un futuro próximo afectarán a tu vida, a tu profesión y a tu organización.
No sirve de mucho preguntarse “¿qué pasó?” cuando ya todo ha pasado. Así que no te quedes parado ante los cambios. Observa lo que está ocurriendo a tu alrededor y pregúntate: ¿cómo me afecta todo esto personalmente?, ¿cómo afectarán estos cambios a mi empleabilidad futura? Asegúrate de que también tu organización se plantea las preguntas imprescindibles: ¿cómo afectan estos cambios a mis clientes?, ¿qué impacto tendrán en la competitividad de mis productos y servicios?, ¿Cómo podemos transformar la disrupción en una oportunidad para reinventarnos?
3. Conecta.
Participa en la nueva realidad. Descubrirás que no muerde, y que tampoco es peligrosa. El elemento central en la Era de la Colaboración no es acceder a la información, sino acceder a las conversaciones y participar en ellas activamente. Son esas nuevas conversaciones las que nos permitirán desarrollar nuevas capacidades como líderes; las que nos permitirán conocer las necesidades de nuestros clientes y encontrar el nuevo talento que requieren nuestras organizaciones. Participando conseguirás que tu capacidad de síntesis se refuerce frente a tu capacidad de análisis, y aprenderás a detectar los patrones generales por encima de las respuestas concretas.
Utiliza la velocidad de la confianza para avanzar. La confianza emerge cuando como líderes somos transparentes, honestos y cumplimos nuestra palabra. Así de sencillo. En un mundo incierto, cambiante y acelerado como el actual, el riesgo no está -como tradicionalmente se ha entendido- en la confianza que depositamos en los demás, sino en la ausencia de confianza. Y esto es así porque una organización basada en el miedo y en el control, en los recelos y la supervisión, resulta mucho menos ágil a la hora de adaptarse a los cambios que una organización basada en una cultura de la confianza; es decir, basada en el alineamiento de las personas, la transparencia, la responsabilidad y la reciprocidad. La confianza nos permite colaborar para innovar, nos proporciona la agilidad de ejecución que necesitamos para adaptarnos a los cambios y, como consecuencia de todo lo anterior, se traduce directamente en la cuenta de resultados.
4. Siente.
No intentes descifrar todo lo que está ocurriendo solo en clave racional. Libera tus sentidos y conecta con los que te rodean. La verdadera transformación es un proceso de adentro hacia afuera, requiere la competencia emocional y empatía para comprender cómo piensan, sienten y actúan las personas a tu alrededor. Desarrolla tu empatía con los demás para comprender mejor las sutilezas de los cambios que se están dando y la belleza emocional de la interacción humana. La capacidad de pensamiento lógico es lo que nos hace humanos. Pero la lógica por sí sola no es suficiente. Además de prestar atención a las tareas, debemos prestar atención a las personas.
Esta “capacidad de entender” hace que las otras personas se involucren y den lo mejor de sí mismas. Esta será una de las claves en el futuro. Esta nueva era requiere de palabras, habilidades y talentos que, históricamente, no han formado parte de nuestro entorno de trabajo, como son la creatividad, la empatía, la intuición y la capacidad de utilizar ideas aparentemente no relacionadas con nuestro campo de experiencia.
5. Cuestiona.
Sé un rebelde de la gestión. No es necesario estar de acuerdo con todo el mundo todo el tiempo. Desafía el status quo, cuestiona las viejas formas de trabajar que sólo tenían sentido en el pasado y que surgieron para resolver problemas que ya no son relevantes para la organización. Nuestra capacidad para abordar los enormes retos de una sociedad conectada, está supeditada, en última instancia, a nuestra capacidad para cuestionar el modelo de gestión que hemos heredado de la era industrial, ese conjunto de prácticas burocráticas que fomentan el clientelismo, desalienta la transparencia, frustra la experimentación, disuade el pensamiento creativo y sobrevalora la experiencia anterior frente a la creatividad y la experimentación.
Recuerda que la “Zona de Aprendizaje” está siempre fuera de la “Zona de Confort”. Cuestiona el “Status quo” con mentalidad de crecimiento, alienta en tu corazón palabras como: Impulso, curiosidad, ambición. Asume riesgos inteligentes y asegúrate que tiene suficientes rebeldes en su organización. Las personas rebeldes son gente de ideas, positivas, capaces de ver las cosas no por lo que son sino por lo que pueden llegar a ser. Son personas exigentes y creativas, nacidas para rebelarse. Son esenciales en los equipos de innovación, sin su ayuda es poco probable que surja una innovación significativa a gran escala.
6. Innova.
Atrévete a innovar. Fomenta a tu alrededor una cultura de innovación. La cultura debe diseñarse y cultivarse. Si deseas crear una cultura de innovación, debes hacerlo de forma intencionada, ser un modelo, aceptar los errores como aprendizaje y reconocer los comportamientos innovadores. Asegúrate de que los innovadores puedan prosperar en tu organización. El problema de la innovación no es la creatividad, la falta de ideas o talento, el problema es no facilitar la innovación de manera que los innovadores tengan los recursos adecuados para probar y validar sus ideas. Es fundamental invertir en innovación en épocas de cambios frenéticos e incertidumbres como las que estamos viviendo actualmente.
No te detengas. Supera el miedo a fallar y a cometer errores. No te obsesiones con hacerlo todo perfecto a la primera: es imposible. Simplemente decide y sigue adelante. Elimina la presión. Considera que tus decisiones son temporales, y que más adelante volverás de nuevo sobre ellas. Progresa mediante iteraciones. El tiempo es la variable clave. Por eso no puedes detenerte. Deja que el proyecto crezca y te hable, que tome forma y evolucione. Conforme avances en el proceso iterativo, tus decisiones estarán mejor informadas y contarán con la aportación de tus colaboradores.
7. Aprende.
Los cambios en tu profesión se suceden a toda velocidad. Por eso es fundamental que seas capaz de aprender y desarrollar las nuevas habilidades y capacidades. Los pilares del sistema se están moviendo. Los cambios que vienen son realmente significativos y están originando un nuevo paradigma. Esta vez no valen las respuestas a corto plazo. No basta con que “sobrevivas” a los cambios encerrado en tu antiguo refugio. Quizás ha llegado la hora de que dejes tu “Zona de Confort” . Debes ser proactivo. Analiza las tendencias, comprende e interioriza los nuevos modelos de creación de valor a través de las personas, las nuevas estructuras sociales, los nuevos mercados que están surgiendo. Cultiva las habilidades necesarias para hacer que el cambio se convierta en una oportunidad de reinvención personal. Son malos momentos para dudar de tu capacidad de cambio. Lo peor que puedes hacer es dudar de ti mismo, de tu capacidad para adaptarse y dominar, como siempre has hecho, la nueva realidad que te rodea. Haz del aprendizaje continuo un hábito en tu vida.
8. Emprende.
Es hora de crear no de planificar. Tu futuro esta por hacer y depende de ti, en vez de gastar energías en intentar predecirlo vuélcalas en crearlo. Mi experiencia como emprendedor me ha llevado a ver el emprendimiento como una actitud personal en nuestras vidas, como un impulso que nos lleva a salirnos de nuestra zona de confort para construir nuestro propio futuro, centrándonos en aquello que da significado a nuestras vidas y es importante para nosotros, asumiendo riesgos inteligentes cuando otros optan por la seguridad, moviendo recursos del pasado al futuro y aprendiendo de nuestros errores, transformando las contingencias que encontramos en el camino en oportunidades futuras.
Lean Startup es la metodología que puedes utilizar para transformar tu sueño en realidad en base al foco en el cliente y la experimentación constante para construir tu idea, probarla y ver si tu proyecto tiene realmente un hueco en el mercado o no. De esta manera es el mercado el que guía nuestra estrategia y no la estrategia la que guía nuestro modelo de negocio. Esta forma de abordar tus ideas de negocio, te permite emprender evitando realizar grandes inversiones de tiempo y de dinero sin saber si el producto tendrá buena acogida, luego puedes invertir más o pedir financiación cuando hayas validado con clientes reales la viabilidad del negocio.
9. Acelera.
Acelera, conecta con los mejores en tu profesión, utiliza la inteligencia colectiva para comprimir años de aprendizaje en solo meses, acelera la transformación con equipos ágiles integrados, la colaboración masiva como modelo de creación de valor y poniendo el énfasis en el desarrollo del liderazgo transformador, la adopción de las metodologías ágiles y la creación de un portafolio de iniciativas de innovación validadas para su escalado posterior.
Rodéate de líderes transformadores que deseen acelerar los cambios. Líderes con credibilidad, capaces de conectar, persuadir y convencer. Inspírelos a ser valientes, permítales experimentar, fallar, aprender y seguir adelante. Aprende de las empresas emergentes. Anticipa las necesidades de tus clientes, adáptate antes que tu competencia y aprovecha las tecnologías exponenciales para crear un modelo de negocio superior.
En tiempos de cambio e incertidumbre, siempre es mejor pedir perdón que tener que pedir permiso. Así que lánzate a la arena. Prueba tus ideas en condiciones reales, con clientes reales y en mercados reales. No pierdas el tiempo simulando la realidad; créala y experimenta con ella. Convierte tu proyecto en realidad, aprende y pivota. No hay mayor riesgo hoy en día que el quedarse quieto viendo como tus clientes de siempre te abandonan, tus márgenes se reducen y los mejores talentos dejan la empresa.
10. Disfruta.
No llenes tu vida sólo de seriedad y responsabilidad. Sé generoso contigo mismo y diviértete. Cada vez está más claro que las personas somos más eficientes cuando nos sentimos felices y nos divierte lo que hacemos. Si quieres, trabaja duro. Pero, por favor, diviértete. La risa es sana y contagiosa. Observa a los deportistas de élite que más admiras. Comprobarás que todos trabajan duro, pero que siempre reservan un espacio para expresar una alegría contagiosa.
Llena tu futuro de buenos recuerdos, de momentos familiares y profesionales de diversión y alegría. Celebra tus logros y avances, por pequeños que sean. Cultiva la sonrisa, es un arma poderosa que transmite seguridad en los demás, nos abre puertas en las relaciones y nos ayuda a mantener una actitud positiva que, a la larga, nos hace personas alegres, felices y optimistas.
Interesante planteamiento. Solo invito a reflexionar sobre la zona de confort que cada uno construye en el tiempo para adaptarse a las variables inependientes del entorno. Mas que abandonarla, coincido en que se trata de un proceso dinámico de expansión, cambio y adaptación.