Tal y como hemos señalado en posts anteriores, todo ha cambiado a nuestro alrededor: personas, infraestructuras, organizaciones, mercados, relaciones y flujos de comunicación. La sociedad entera ha registrado cambios trascendentales. Sin embargo, aunque parezca increíble, en las empresas seguimos utilizando las mismas herramientas de management de los años 90s, hace ya más de un siglo. Estas herramientas están superadas. Han quedado obsoletas, y es evidente que con ellas no seremos capaces de afrontar los retos de la nueva Era de la Colaboración. Resulta, pues, necesario que innovemos también en el campo de la gestión. Y ese es precisamente el objetivo de la Innovación en la Gestión, una disciplina fundamental sobre la que todavía sabemos demasiado poco, y cuyo objetivo último es acelerar de forma notable la evolución de los procesos de gestión, y de las prácticas que definirán el éxito competitivo en la nueva Era de la Colaboración.
¿En qué consiste exactamente el Management Innovation? ¿Qué ventajas aporta a las organizaciones? ¿Cuándo y cómo surge la innovación? ¿Quién tiene que liderar los cambios? Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre el tema en las conversaciones siguientes.
Razones para innovar en la Gestión de la Personas
En la última mitad del siglo pasado se ha prestado una atención muy especial al concepto de innovación. Se ha estudiado su función dentro de la creatividad humana, su importancia en el desarrollo industrial, su difusión, su relación con la competitividad de un país, el papel que juegan las políticas de un gobierno a la hora de promoverla o frustrarla, y muchos otros temas. Fruto de este interés, se han elaborado un gran número de taxonomías y clasificaciones. El objetivo ha consistido, muchas veces, en distinguir y separar los diferentes tipos de innovación: incremental versus radical, producto versus proceso, «blue ocean» versus «red ocean», impulsada por la tecnología versus impulsada por el mercado, etc.
Sin embargo, a pesar del inmenso esfuerzo volcado sobre la innovación, los investigadores han dejado prácticamente sin cubrir un aspecto fundamental para las organizaciones: la innovación en la Gestión o Management Innovation. En otras palabras, todavía no sabemos cómo se inventan y mejoran las prácticas y los procesos de gestión.
Las empresas han sido capaces de crear mecanismos sofisticados para aprovechar al máximo los descubrimientos científicos, y los han utilizado para lanzar nuevos productos y para mejorar su eficiencia operativa. Pero muy poca de esa creatividad y ese empeño se ha dedicado al Management Innovation, que sigue siendo un campo casi sin explorar.
Es cierto que la mayoría de las empresas cuentan con procesos específicos para innovar -con más o menos fortuna- en sus productos y servicios. No podemos negar que las compañías retocan sus sistemas de compensación, reorganizan sus unidades de negocio, modifican criterios básicos a la hora de hacer sus presupuestos anuales, implantan nuevas políticas de recursos humanos y, en ocasiones, incluso adaptan sus programas de desarrollo ejecutivo a las últimas «modas» en la gestión empresarial. Pero el hecho es que los cambios en los modelos de gestión suelen ser consecuencia de problemas operativos concretos, y es realmente complicado encontrar una compañía que cuente con un proceso específico para innovar en sus prácticas de gestión.
Este «gap» resulta especialmente llamativo si tenemos en cuenta que nos enfrentamos a un entorno de globalización y cambios acelerados, en el que el futuro va a ser cada vez menos una extrapolación del pasado. De hecho, tal como he señalado en conversaciones anteriores, hay al menos 4 razones de peso para cuestionar las prácticas y modelos de gestión heredados de la era industrial:
1. Las nuevas oportunidades de colaboración masiva que nos facilita la Web 2.0
2. La llegada a nuestras escuelas y organizaciones de la primera generación de Nativos Digitales.
3. Las nuevas estructuras de creación de valor generadas por las Redes Sociales.
4. Los nuevos modelos de negocio emergentes creados en la nueva economía global en red o «Wikinomía«.
El reto fundamental para innovar en la gestión consiste en resolver las 3 incompetencias sistemáticas de las organizaciones actuales:
1. Tienden a ser inflexibles a la hora de hacer algo diferente a lo que han hecho hasta ese momento.
2. Sus culturas son poco proclives a los cambios y, en muchos casos, hostiles a la innovación.
3. No son muy buenas a la hora de lograr que sus empleados den lo mejor de sí mismos.
Naturaleza de la innovación en la gestión
Todos tenemos una idea sobre lo que hace un manager en su trabajo diario. Sabemos que planifica actividades, coordina y distribuye recursos entre los distintos proyectos, motiva y alinea a sus colaboradores, cultiva las relaciones con los clientes, y equilibra las necesidades de los diferentes «stakeholders». Éstas son, en esencia, las prácticas de gestión, las cosas que como gestores hacemos cada día. Cualquier manager estará familiarizado con ellas.
Estas prácticas se reflejan en los modelos de gestión de las compañías a través de diferentes procesos de negocio: planificación estratégica, presupuestos anuales, revisiones operativas, contratación y promoción, gestión del desempeño, gestión del talento, planificación de la sucesión, etc. También se plasman en una estructura organizativa concreta, que tiene que ver con los entornos de trabajo y con aspectos organizativos como las organizaciones matriciales o basadas en líneas de negocio por mercados o por funciones.
La innovación en la gestión consiste, precisamente, en cuestionarnos cómo afecta la Era de la Colaboración, el nuevo talento digital y los nuevos modelos de creación de valor -la Wikinomía- a las prácticas de gestión, los procesos de negocio y las estructuras operativas que hemos heredado de la Era Industrial. Tenemos que crear nuevas formas de trabajo que sean aptas para el futuro, y debemos ser más efectivos a la hora de identificar las viejas formas de trabajar, que sólo tenían sentido en el pasado, y que surgieron para resolver un problema que ya no es relevante para la organización. Se trata, en definitiva, de comenzar a experimentar y construir nuevas prácticas, procesos y estructuras capaces de desarrollar la inteligencia colectiva de la organización en la nueva era.
«La innovación en la gestión es la capacidad de las empresas para efectuar cambios fundamentales en su modelo de gestión, estructura organizativa o procesos internos de trabajo. Supone la aplicación de una nueva práctica de gestión, proceso de negocio o estructura operativa que modifique, de manera significativa, la forma en que se realiza la labor de gestión». Management Innovation Lab, London Business School.
La innovación en la gestión supone tanto la invención de nuevos modelos de gestión como la ejecución efectiva de los mismos, de forma que generen realmente resultados positivos y ventajas competitivas sostenibles para la organización innovadora. Por fuerza, la innovación en la gestión supone cambios significativos en la organización que la adopta, por lo que ejecución de los mismos conlleva -como todo proceso de innovación- un importante nivel de experimentación y riesgo.
Como proceso, la gestión de la innovación tiene algunos elementos comunes con los otros tipos de innovación. Al fin y al cabo, se trata de motivar a personas clave de la organización, de aunar ideas y recursos en nuevas formas de hacer, de actuar como campeones de las nuevas ideas dentro de la organización, de crear coaliciones con los stakeholder claves para el éxito y conseguir que los altos ejecutivos den soporte a nuestra idea, de saber utilizar nuestras habilidades políticas para evitar a los inhibidores de siempre, y de vencer las resistencias internas.
Se da sin embargo la paradoja de que, pese a ocupar la cúspide en la pirámide de valor añadido de la innovación -formada, como se aprecia en la imagen, por innovación operativa, innovación en productos y servicios, innovación tecnológica e innovación en la gestión– la innovación en la gestión es quizás la disciplina a la que se ha dedicado menor atención. Quizás la razón estriba en que, a diferencia de la innovación tecnológica en productos y servicios, la innovación en la gestión afecta al conjunto de la organización, y el valor creado es, normalmente, de naturaleza intangible, por lo que no es fácil de patentar y difícilmente puede separarse de la organización en el que fue creado.
La innovación en la gestión en la práctica
El Management Innovation no es una mera instrospección teórica. La aplicación práctica de esta disciplina es fundamental para que las organizaciones puedan obtener mejoras en la productividad y auténticas ventajas competitivas. De hecho, aunque quizás no se presenten así, muchos de los casos de éxito que se explican en los MBAs de las mejores Escuelas de Negocio son precisamente el resultado de innovaciones en la gestión. En esos casos, el éxito se ha debido a cambios efectuados en las prácticas, procesos y estructuras de gestión. Estos cambios han generado más ventajas competitivas -y más duraderas en el tiempo- que muchas de las conocidas innovaciones de productos surgidas en los mejores centros de investigación y desarrollo del mundo. Sirvan como ejemplo los casos de la gestión de marca de Procter & Gamble, la creación del consorcio de servicios financieros Visa, las políticas de personal de Toyota , la gestión del talento en General Electric, los entornos virtuales de trabajo de Sun Microsystems y, más recientemente, los modelos de gestión de personal de Whole Foods o Google.
Tras más de 30 años trabajando en entornos de alta innovación, mi experiencia me dice que la innovación en el management está normalmente impulsada por necesidades reales de cambios en la organización. El origen puede estar en las dificultades para mantener resultados operativos positivos y crecientes, o en una pérdida de competitividad en los productos y mercados estratégicos para la organización.
En muchas ocasiones, no hay nada auténticamente original: cada innovación se construye sobre innovaciones anteriores, reconocidas como mejores prácticas en un sector concreto. Ejemplos de esta modalidad podrían ser la elaboración del Balanced Scorecard por Robert Kaplan (1992), y la reingeniería de procesos de negocio de Thomas Davenport (1993).
La realidad es que, en la práctica, la innovación en el management nunca resulta fácil: el proceso se dilata en el tiempo, es esperable que haya escepticismo y, en no pocas ocasiones, la mayor parte de los innovadores en el management son vistos por el «legado» de las organizaciones como auténticos disidentes. Pero es evidente que el nuevo mundo global y de cambios acelerados exige nuevas formas de gestionar nuestro talento creativo. Exige nuevas organizaciones más transparentes, flexibles y capaces de adaptarse a los cambios y, en definitiva, nuevas formas de creación de valor a través de las personas. Frente a estos poderosos retos, la innovación en la gestión puede aportar a nuestras organizaciones una clara ventaja competitiva.
¿Cómo puedo contribuir?
Es evidente que los cambios que se requieren ni son obvios ni son fáciles, mucho menos después de décadas de prácticas inspiradas en el management ortodoxo. Para sobrevivir, necesitaremos equilibrar el pensamiento revolucionario con una experimentación práctica dentro de nuestras organizaciones, y con el aprendizaje de las mejores prácticas de las empresas pioneras de nuestro sector. Te propongo tres sugerencias con las que puedes contribuir a mejorar la capacidad de innovación en la gestión de tu organización:
- Fomenta una cultura de innovación. Después de años trabajando con la innovación, no me queda la más mínima duda de que el primer ingrediente es contar en la empresa con un entorno innovador. Resulta muy complicado innovar en un entorno que no esté abierto al cambio. Esto significa que desde el Director General hasta los que componen el último nivel de la organización deben estar convencidos de la necesidad y las bondades de la innovación en la gestión. Fomenta una cultura que cuestione el statu quo y que se enfrente a los desafíos de la organización de una forma inusual, buscando nuevas formas de abordar los retos futuros, explorando nuevas vías y evitando las respuestas fáciles a los problemas. La clave está en crear organizaciones flexibles, pensadas para las personas, en las que el liderazgo y la innovación sea un trabajo compartido por todos.
- Desarrolla tus capacidades como innovador en la gestión. Se trata simplemente de que pongas en la innovación en la gestión la misma creatividad y pasión que ahora dedicas a la innovación en productos y servicios. Crea tu sistema de innovación particular. Un sistema que te permita cuestionar el statu quo y lanzar iniciativas de innovación con un número limitado de personas y recursos, para validar en cada nivel de compromiso los resultados de los cambios propuestos. Se trata de dar una oportunidad a las nuevas ideas sin paralizar la capacidad de la organización para conseguir sus resultados del día a día.
- Busca analogías y mejores prácticas en entornos diferentes. Los tipos de soluciones que puedes considerar varían según el problema que estés intentando resolver. Explora las soluciones y mejores prácticas de tus competidores. Posiblemente no serán directamente aplicables a tu organización, pero es una manera práctica de abrir tu mente a diferentes paradigmas de gestión y, en muchas ocasiones, constituye una buena forma de abrir tu mente a nuevas alternativas que están fuera de tu modelo mental de management.
La receta es sencilla: experimenta, aprende y adáptate. Encontrarás que el mayor desafío no está en tener nuevas ideas -seguro que tienes muchas ideas sobre cómo mejorar tu organización- sino en escapar de las ideas antiguas, y el legado de management ortodoxo que las mantiene y sustenta.
Si te animas a participar en la conversación, me gustaría conocer tu opinión sobre la innovación en el management.
*Puedes ver el contenido de este post resumido en la siguiente presentación: