Algo está pasando. Hace unos pocos días, en la Sala Este de la Casa Blanca, 100 personas pudieron plantear directamente sus preguntas al presidente de los Estados Unidos. Fue, sin duda, un sano ejercicio democrático. Pero lo verdaderamente relevante no fue el encuentro, cuerpo a cuerpo, entre el presidente Obama y un grupo concreto de personas. Eso es algo que podría considerarse hasta cierto punto anecdótico, y difícilmente sostenible en el tiempo. Podría quedar convertido incluso en un espectáculo más dentro de la conocida como «democracia formal». Lo verdaderamente fundamental es que uno de los máximos dirigentes mundiales fue capaz de establecer una conversación auténtica con millones de ciudadanos. Y que, de alguna manera, la conversación iniciada entre el poder político y los ciudadanos puede seguir creciendo y ganando fuerza. El canal está abierto, y puede que ya resulte difícil dar marcha atrás.
Participación ciudadana utilizando la Web 2.0
Los datos son especialmente impactantes: más de 90.000 personas enviaron su pregunta al presidente utilizando YouTube, el canal de vídeos por Internet. Como es lógico, Barack Obama no pudo dedicar su tiempo a cada una de las 104.000 preguntas planteadas, pero sí pudo responder a aquellas que la gente consideró más importantes. Nada menos que 3.600.000 personas votaron para realizar esta selección de contenidos. El resultado final es que varios millones de ciudadanos participaron de forma activa en la acción política gracias a los instrumentos que ofrece la Web 2.0. Y es aquí donde podemos encontrar la auténtica clave de la nueva Política que puede cambiar el mundo.
Las herramientas de participación están listas
Hemos vivido una larga etapa de opacidad y falta de motivación, en la que los ciudadanos han sentido cómo las instituciones y los líderes políticos se alejaban cada vez más, y sólo se acordaban de ellos en las citas electorales. Por eso, la irrupción de esta nueva forma de hacer política constituye una esperanza y un auténtico soplo de aire fresco. Las herramientas de participación están ya plenamente operativas, y disponibles para los dirigentes y los partidos que estén dispuestos a abrir las puertas y ventanas en sus organizaciones. Falta saber si ellos están preparados para renunciar al control férreo y a la opacidad que tradicionalmente han guiado la acción política. Porque la transparencia y las oportunidades reales de participación directa son los mejores antídotos contra la distancia y la indiferencia de los ciudadanos.
Liderar es conversar
Ya lo hemos comentado en muchas ocasiones: hoy liderar equivale a conversar. Participando en las conversaciones que todos los días se registran en los blogs, en las redes sociales, y en los comentarios de los sitios web, podemos interactuar de manera directa con la gente. Tomar parte en esas conversaciones nos permite escuchar y entender los verdaderos problemas y preocupaciones de los ciudadanos de a pie. Es la forma que hoy tenemos para acercarnos a una realidad compleja y cambiante, pero en la que las personas siguen siendo el elemento central. Esperemos que los líderes y los partidos políticos tomen buena nota de lo que está pasando.
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