Siempre hemos construido el modelo educativo tomando como referencia las necesidades de la sociedad. Las escuelas actuales fueron diseñadas como motores económicos para abastecer de profesionales a una sociedad industrial, basada en la producción y el consumo masivo. El sistema educativo asumió los valores típicos de la organización industrial: la jerarquía, la planificación, el control y la estandarización. En esencia, se formaba a los jóvenes para que hiciesen lo que se les mandaba. Pasaban varios años memorizando el mayor cuerpo posible de conocimientos para explotarlo después, a lo largo de su etapa profesional.
Y así, con muy pocas variaciones, es como estos valores han llegado hasta nosotros. El profesor se sube al estrado, o se acerca a la pizarra, y pronuncia una lección de aproximadamente 50 minutos que sus alumnos deben escuchar en silencio. Toman notas, memorizan y, más adelante, cuando llega el momento del examen, regurgitan de forma más bien acrítica esos mismos conocimientos proporcionados por el profesor, que es la única autoridad y fuente de saber.
La sociedad demanda un cambio en el modelo educativo
Es verdad que este modelo cumplió su papel en otra época, pero las necesidades de la sociedad han cambiado de forma radical en los últimos años, y nada justifica el mantenimiento de un sistema obsoleto, que ya no cumple su función. Ya no estamos en la Era Industrial, sino en la Era del Conocimiento y la Colaboración. En consecuencia, la sociedad demanda con urgencia cambios profundos en el sistema educativo.
Sin embargo, el legado del modelo anterior se resiste a desaparecer. Son los propios alumnos, los Nativos Digitales, los que están manifestando su rechazo de una manera más contundente. Ellos no son como nosotros. Tienen otras aptitudes y otras necesidades muy distintas. Ya no están dispuestos a soportar el sistema de aprendizaje homogéneo y unidireccional que recibieron las generaciones anteriores. Y, por desgracia, esta desafección se está manifestando, a menudo, en un alto porcentaje de abandono escolar.
Un tiempo nuevo
Resulta fundamental entender que la Era Industrial ha dado paso a un tiempo nuevo. Hoy lo importante no es la producción, sino el conocimiento compartido y abierto. La información crece a cada momento. Nunca hubo tanta. Ya nadie tiene las respuestas definitivas. No existen. Vivimos tiempos de incertidumbre. Un ejemplo: los estudiantes de cualquier carrera técnica están absorbiendo contenidos que dentro de apenas 4 años, en el último curso, quizá ya estarán desfasados. Además, estamos preparando a nuestros jóvenes para trabajos y disciplinas que quizá ya no existan cuando les toque incorporarse al mercado laboral. Por eso creo que la reflexión de Nassim Taleb sobre los “Cisnes Negros” es particularmente relevante en tiempos de incertidumbre:
“Para gestionar el presente lo importante es lo que sabes; para gestionar el futuro lo importante es lo que no sabes”.
Cambiar nunca resulta fácil, mucho menos cuando no sabemos exactamente hacia dónde nos dirigimos. Pero está claro que en este escenario, el rol de los profesores ya no puede consistir en suministrar el contenido. Su papel, a partir de ahora, debe ser el de gestionar y facilitar el proceso de aprendizaje y el crecimiento intelectual de cada uno de los alumnos, estimulando su creatividad y su sentido crítico.
La capacidad de seguir aprendiendo es mucho más importante que lo que sabemos. Entre todos, debemos ser capaces de pasar de un modelo “centrado en el profesor” a un modelo realmente centrado en el alumno”, de clases pasivas a verdaderos entornos de aprendizaje colaborativo basados en el conocimiento abierto y transparente.
La buena noticia es que la tecnología nos proporciona las herramientas que necesitamos para dar este importante salto hacia delante. En la Era de la Colaboración todos podemos participar de forma voluntaria en pie de igualdad creando y compartiendo desde cualquier lugar, de forma colaborativa y global en redes basadas en la confianza. Ya lo hemos explicado muchas veces: no se trata de tecnología, y la tecnología, por sí sola, no será capaz de cambiar nuestros esquemas mentales. Pero sí podemos utilizar la tecnología como palanca del cambio. Se trata de iniciar un proceso nuevo, de reinventarnos como padres, como jefes y como profesores. En la conversación de hoy voy a analizar las claves fundamentales para construir las Escuelas 2.0, el germen de una sociedad más participativa, justa y solidaria.
La Era de la Colaboración hace posible la creación de nuevas escuelas digitales más ágiles, participativas, abiertas y transparentes, basadas en el conocimiento abierto y verdaderamente centradas en los alumnos.
1. Los nuevos alumnos
El modelo no educativo no ha cambiado. El profesor sigue impartiendo una clase magistral que va en una sola dirección, y que es única para todos los alumnos, independientemente de sus necesidades individuales.
Pero los alumnos sí han cambiado, y mucho. Está llegando a nuestras escuelas y universidades la primera generación de Nativos Digitales, jóvenes que han nacido y crecido en un mundo digital. Estos nuevos alumnos presentan un patrón de aprendizaje no lineal. Los libros y las lecciones tradicionales no satisfacen sus necesidades. Ya no aceptan el papel de sujeto pasivo. No quieren ser unos dóciles consumidores de contenido. Les gusta experimentar y divertirse. Quieren tener control sobre su proceso de aprendizaje, y sobre la información que procesan. Tanto es así que han desarrollado unas capacidades cognitivas totalmente diferentes a las nuestras.
Según explica Don Tapscott, autor del libro Grown Up Digital, son 8 las características que definen y diferencian a esta nueva generación -los Nativos Digitales- de sus padres, jefes y profesores. Las resumo: aprecian la libertad; quieren personalizarlo todo, hacerlo a su medida; para ellos colaborar con los demás es lo más natural, y por eso disfrutan más de una conversación -en la que pueden participar- que de una conferencia en la que sólo pueden escuchar; van a examinarte tanto a ti como a tu organización; valoran la integridad de las personas y las causas; quieren divertirse tanto en la escuela como en el trabajo; para ellos la velocidad es lo más natural; y la innovación forma parte de su vida.
2. Hacia la Escuela 2.0
¿Cuáles son los pasos que debemos dar para avanzar hacia la Escuela 2. 0? Teniendo en cuenta las características especiales de la nueva generación, Tapscott nos propone algunos de los retos que, más pronto que tarde, tendremos que afrontar para actualizar nuestro sistema educativo:
Fomentar la participación. Hay que abandonar el estilo unidireccional para adoptar un modelo interactivo y participativo. Ya nadie está en posesión de la respuesta definitiva. La única respuesta posible debe ser colectiva, fruto de la participación de todos. Por eso, las clases magistrales deben transformarse en conversaciones. Ya sabes que hoy liderar es conversar.
Animar a los alumnos a que no se limiten a memorizar la información, y descubran las cosas por sí mismos. Se trata de estimularles para que inicien un proceso de descubrimiento y pensamiento crítico.
Antes había que absorber grandes cantidades de información. La memoria era determinante. Pero ahora los alumnos pueden obtener la información en el momento. Por tanto, lo importante ya no es lo que sabemos, sino cómo somos capaces de “navegar” en el mundo digital para encontrar la información que necesitamos; y, sobre todo, qué es lo que hacemos con ella.
Lo importante no son los conocimientos técnicos -en pocos años estarán desfasados- sino la capacidad para aprender. Las escuelas tienen que ser sitios para aprender, no para enseñar. Los nuevos alumnos necesitan aprender cómo interpretar la información, cómo analizarla y sintetizarla, y evaluarla de forma crítica. El profesorado necesita desarrollar un enfoque pedagógico basado en la incertidumbre y orientado a los retos a los que nos enfrentamos en la Era de la Colaboración. Los retos a los que nos enfrentamos necesitan una formación más orientada a los desafíos y a las inquietudes del mundo real, como por ejemplo la ciudadanía, los valores éticos, el desarrollo sostenible y la multiculturalidad.
Promover la colaboración entre alumnos, dentro y fuera de clase. Antes todo era silencio en las aulas. Sólo el profesor hablaba. La información no se compartía con nadie, incluso se ocultaba. Pero los Nativos Digitales han crecido colaborando, compartiendo y creando juntos en la Red. Hoy los estudiantes necesitan hablar entre ellos.
Adaptar la educación a las necesidades de cada alumno. Debemos pasar de la lección única y homogénea, que vale “a la fuerza” para todos, a una lección más flexible, diseñada según las necesidades de aprendizaje de cada uno. Antes, este objetivo era impensable, pero gracias a la tecnología, hoy podemos conseguirlo.
Como hemos dicho, la educación masiva es un producto de la era industrial. Por eso está estandarizada, es igual para todos y se enseña siempre de la misma manera. Pero la realidad es que los alumnos son individuos con sus formas personales de aprender. Unos son más visuales, otros son auditivos, y muchos otros necesitan moverse y experimentar con todo. Si antes la referencia era la fábrica, ahora la referencia debe parecerse mucho más al estudio del artista.
3. Design Thinking. De la fábrica al estudio del artista
En la Era de la Colaboración, lo importante no son las tareas, sino las personas. Los valores esenciales ya no son la productividad, la eficiencia y la escalabilidad. Ahora debemos concentrarnos en el talento y la creatividad que las personas son capaces de liberar cuando se encuentran en un entorno estimulante, abierto y transparente.
Por eso, la referencia para extraer mejores prácticas ya no es la fábrica, tal y como sucedía en la Era Industrial, sino el estudio del artista, un ámbito fecundo para la creación y la innovación. La filosofía Design Thinking ha tomado muchas ideas y procesos de la actividad de las escuelas de diseño. Al fin y al cabo, los diseñadores son profesionales acostumbrados a dar una respuesta creativa a los retos que su actividad les plantea.
4. El aprendizaje es permanente. Las fronteras se diluyen
El modelo tradicional contempla un plazo acotado para la formación de las personas: desde la escuela hasta la universidad, es decir, desde los 3 años hasta los veintitantos. A partir de ahí, hay un gran punto final. La idea es que, en ese tiempo, el alumno ha sido capaz de acumular todos los conocimientos que después necesitará para el desempeño de su actividad laboral. El plazo para el trabajo va desde el fin de los estudios hasta la jubilación, ya cerca de los 70 años. Y desde ahí hasta el final, hay tiempo para el ocio…
El nuevo paradigma es mucho más complejo y flexible. Los plazos para la formación, el trabajo y el ocio ya no están firmemente acotados. Y la razón es doble. Por una parte, los conocimientos adquiridos en un momento concreto -especialmente si se trata de contenidos memorizados- no son válidos durante mucho tiempo. La información cambia, se actualiza a diario. Las tecnologías avanzan. Los modelos y las creencias se revisan. Lo que aprendimos en el colegio o en la universidad posiblemente valdrá muy poco en los próximos años. Así que el único camino posible es el del aprendizaje permanente, en todas las etapas de nuestra vida, incluida nuestra carrera profesional.
Por otra parte, los Nativos Digitales se niegan a aceptar que el ocio quede excluido de sus vidas hasta la jubilación. Para ellos, el trabajo no puede ser sólo esfuerzo y sacrificio. Ellos quieren divertirse mientras trabajan, y están preparados para combinar tareas y actividades que pertenecen a ambos mundos. En otras palabras, gracias al empuje de la nueva generación, las fronteras se están diluyendo. Ya no hay compartimentos estancos, uno para el trabajo, otro para la vida personal, otro para el ocio, otro para la formación… Las estructuras hoy son de flujo. Jugar, trabajar, compartir, divertirse, crear y, en definitiva, vivir, son verbos que los jóvenes conjugan perfectamente a un mismo tiempo.
Excelente artículo y resumen. Muy bueno para explicar en forma resumida que está pasando en la universidad. El tema es, si los docentes están preparado a dar clases a los Nativos digitales? La respuesta es no.
Entonces, que va a pasar mientras estos, actuales se jubilan? La generación siguiente ya no tendrá ese problema pues los docentes serán nativos, pero no tendrán herramientas para el dictado de clases y emularán lo que aprendieron de los inmigrantes.
Creo que hemos perdido el tiempo al no educar a los docentes en los mundos paraleleos.
Saludos y gracias por el artículo
Alberto
Un artículo muy interesante, que me abre los ojos a conceptos que desconocía.
Referente al comentario de Alberto, creo que el problema intergeneracional se mantendrá. Cuanto mayor es la distancia entre generaciones, mayor es la brecha cultural, es decir, cuando los “nativos digitales” lleguen a sus últimas décadas de vida, las nuevas generaciones tendrán otra forma de ver la vida. Lo importante es que las nuevas generaciones no caigan en los errores de sus predecesoras. Al final, lo que debe hacer todo profesor, como otro profesional es reciclarse, y perder el miedo a reformular sus métodos, pero esto va contra la comodidad de uno. Y la experiencia es la madre de todas las ciencias, y los jovenes siempre tomarán las experiencias de quienes lo fueron antes para innovarlas.
Creo que en la escuela debe mantenerse al máximo la homgeneidad, en el sentido de darles a todos los instrumentos básicos, adaptándolos a las innovaciones que se vayan produciendo, dejando la flexibilidad, el design thinking para como mínimo a partir del bachillerato. Que no quiere decir que no se enseña a los niños a potenciar su creatividad, pero eso se hace a través del juego, y dándole, a quien le interese profundizar más en un aspecto concreto, la oportunidad de que lo haga.
Estoy de acuerdo con el análisis y propuesta de cambio.
Pero este no se dará si seguimos con las mismas leyes, la misma manera de pensar de nuestros gobernantes, el mismo modo de formación y selección del profesorado… (que en nada tiene que ver con el futuro de la escuela 2.0).
Darle un giro a la educación para el futuro, es cuestión de mentalización de la sociedad y esto lo deben encabezar los lideres de la “tribu”. Tener muy claro que la educación es la estructura y cimientos de una “tribu” que quiera progresar y avanzar de veras, pienso que no se actúa de la misma manera que se dice.
Mientras tanto los “jefes de la fábrica” se lo van creyendo y comienza a actuar en la buena dirección, tenemos que ir creando gremios y “estudios para artistas” que dinamicen y propongan las pautas de la innovación y el cambio real.
Saludos. Juanjo
Enhorabuena por el post Jose. Sin duda la educación tiene por delante un grandísimo reto y desafío, me viene a la cabeza una frase del video Shift Happends que podría resumir el reto de la escuela 2.0 “Preparar a los estudiantes para trabajos que todavía no existen, usando tecnologías que todavía ni siquiera se han inventado y para resolver problemas que aún no sabemos que son problemas”.
Habría que empezar por jubilar a los profesores de Universidad que “fabrican”, nunca mejor dicho, profesores obtusos e impermeables al gran cambio social que se está produciendo. Después podemos jubilar a los profesores de secudaria y primaria que se felicitan de un sistema como el nuestro en el que el único merito valorado es el número de años de servicio (aunque estos se hayan ocupado en leer las mismas fotocopias amarillentas)
A los que queden habría que ofrecerles una carrera profesional basada en méritos y resultados con los alumnos.
Ahora toca esperar a que los primeros alumnos digitales con la suerte de haber tenido profesores digitales lleguen a la Universidad y provoquen la caída de la primera ficha de dominó….
Me gusta mucho lo que escribes,la claridad,síntesis de conceptos,tal vez vistos en otros lados ,pero expresados de una forma más cercana a la realidad que se vive en las aulas.
Estoy de acuerdo con lo que escribiste. Considero además que habría que trabajar la cuestión de acceso a esta sociedad del conocimiento a todos los educandos, de diferentes sectores sociales. Si bien a nivel estatal se están trabajando diferentes planes que posibilitan la utilización de los soportes digitales en las aulas, habría que analizar la posibilidad real de acceso actual para todos los niños y jóvenes.
Existen muchos sectores marginales en todas las sociedades, a causa de las crisis económicas, analfabetismo o por pertenecer a pueblos originarios, ya que en muchos lugares poco o nada se trabaja sobre la educación intercultural, sería interesante analizar estas cuestiones y pensar las posibilidades de acceso a este mundo digital, para que la marginalidad no sea mayor en un mudo cada vez más digitalizado.
Me encanta tu artículo sobre todo en cuanto a te refieres que la educación debe adaptarse a las necesidades de cada individuo. Pienso en los modelos que están instalados y no puedo dejar de aludir a Paulo Freire que en una actitud de compromiso social con la educación de los ciudadanos de su país, nos demostró con su ejemplo como podemos ser participes de la transformación social a través de esta. Con él funciono un modelo explicito de contextualización; con elementos propios del entorno. Creo que debemos seguir el espiral de la dialéctica y aunque ahora estamos en otro momento histórico también debemos recurrir a lo que la sociedad de ahora nos ofrece como una forma de superar el problema intergeneracional de la enseñanza aprendizaje……. de los nativos del papel a los nativos digitales.
Saludos cordiales.
Cecilia Reyes
Chile