Imagina que navegas en un gigantesco transatlántico. La estructura del barco es sólida y robusta, pero estás navegando en un mar desconocido, y también son desconocidos los obstáculos con los que te puedes encontrar. ¿Y si aparece un iceberg del que sólo se distingue la punta? A muchos otros les ha ocurrido ya. ¿Podrá maniobrar el enorme transatlántico a tiempo para evitar la colisión? Posiblemente sea una estructura demasiado lenta y torpe, y no sea capaz de conseguirlo.

Quizá ha llegado el momento de que lances varios botes exploradores al agua. A diferencia del transatlántico, éstos son pequeños y ágiles. Seguro que algunos de ellos serán capaces de encontrar el camino más rápido hacia los mejores destinos. Con el tiempo, esas pequeñas embarcaciones -auténticas iniciativas de innovación personal- se convertirán en los salvavidas de tu futuro profesional.

Esta imagen puede resumir la importancia de los botes salvavidas en tiempos de incertidumbre.

La necesidad de innovar

Una de las características principales que definen a esta nueva era es la velocidad creciente a la que se suceden los cambios. Todo está en cambio permanente a nuestro alrededor: los modelos de negocio, los esquemas del conocimiento, nuestros clientes y suministradores, nuestros colaboradores, e incluso nuestros propios hijos. Esta situación de cambio e incertidumbre afecta de manera directa a los líderes y a las organizaciones.

Cada vez se hace más patente la necesidad de innovar. A medida que las nuevas estructuras sociales rompen las barreras funcionales en las organizaciones, y las fronteras tradicionales se vuelven líquidas, nuestra contribución se hace más y más compleja. A menudo nos vemos trabajando con personas que pertenecen a otra organización, que desempeñan otra función, que son clientes o que son proveedores. En definitiva, son personas distintas con las que no necesariamente compartimos objetivos o valores comunes.

En ocasiones -especialmente en las organizaciones multinacionales- trabajamos y nos comunicamos virtualmente con personas a las que jamás hemos visto. Se encuentran dispersas, situadas en lugares muy diferentes, y llevan modos de vida distintos a los nuestros. El resultado es que las relaciones son cada vez más complejas, y más difíciles de gestionar.

Sin duda, las cosas eran más sencillas cuando podíamos ver a las personas cara cara y hablarles mirándole a los ojos. Pero eso ya no es así. Y el hecho es que muchas empresas que en su momento dominaron el mercado se encuentran hoy al borde de la desaparición porque no han sido capaces de adaptarse a las nuevas exigencias de este nuevo paradigma.

A nivel personal, nos sucede algo parecido: nadie quiere acabar convertido en un líder desactualizado y obsoleto, o lo que es lo mismo, convertido en un freno para su organización, una especie de mueble antiguo que ya no tiene nada que aportar y se dedica a entorpecer las iniciativas de los demás.

Compaginar la innovación con la contribución diaria

El problema es que innovar no resulta tan sencillo. No sólo debemos estar dispuestos a modificar los esquemas mentales que nos han permitido llegar hasta donde ahora estamos. También debemos encontrar un método que nos permita adaptarnos a los cambios sin alterar nuestra contribución diaria a la organización. En otras palabras, no podemos dedicar todo nuestro tiempo al cambio y la innovación, porque tenemos que seguir trabajando para que la organización siga funcionando.

Lo mismo sucede a una escala superior: la empresa debe innovar, pero no puede concentrar todo su tiempo y su esfuerzo en la innovación, porque hacerlo implicaría abandonar las fuentes de ingreso principales.

¿Existe algún método para compaginar la innovación y la contribución del día a día? Mi experiencia profesional me ha demostrado que sí: quizá ha llegado la hora de que lances tu bote salvavidas, de que lances pequeñas iniciativas de innovación personal que te permitan transformar, poco a poco, la estructuras y los procesos que ahora rigen tu vida diaria y la de tu organización. Se trata, en definitiva, de que crees el entorno y hagas posible que ocurra algo extraordinario a tu alrededor; algo que te abra las puertas a nuevas posibilidades que están ahí, pero que difícilmente podrás ver si no cambias tu rutina diaria y abandonas tu Zona de Confort.

Estos consejos prácticos pueden ayudarte a conseguirlo:

Sal de tu zona de confort

Seguro que piensas que todo marcha sobre ruedas, y que tienes un futuro brillante. Eso está muy bien, pero debes tener en cuenta que resulta muy difícil cambiar cuando te encuentras cómodamente instalado en tu zona de confort, ajeno a todo lo que está pasando “en el exterior”, tratando simplemente los síntomas sin preocuparte de las causas, y lo que es peor malgastando tu verdadero potencial. La verdad es que es muy complicado anticipar esos cambios si estás convencido de que el management no es más que una herramienta para gestionar el estado actual de las cosas, el Statu Quo.

Aunque no hayas recibido más que felicitaciones por tu gestión, deberías abandonar esa zona de confort para plantearte las preguntas que definirán el éxito o el fracaso de nuestras organizaciones: ¿cómo será el liderazgo del futuro?, ¿cómo podemos transitar hacia nuevos modelos de gestión de la inteligencia colectiva en la Era de la Colaboración?, ¿cómo serán los modelos de creación de valor a través de la inteligencia colectiva?, ¿cuales son las nuevas formas de relación con los clientes y proveedores?, ¿cómo gestionar las nuevas generaciones de profesionales nativos digitales?, ¿qué nuevas habilidades he de desarrollar para hacer frente a los nuevos retos?

Todas estas preguntas tienen una cosa en común: no podrás hallar la respuesta si antes no abandonas tu Zona de Confort.

Esto es así porque se trata de retos complejos, que están mas allá de los límites de nuestra experiencia. En otras palabras, son retos para los que no conocemos aún la repuestas.  La única forma de encontrar esas respuestas es de forma colectiva, interactuando con la nueva realidad social.

En el entorno de las organizaciones -al igual que en la naturaleza- no hay eternos ganadores, tan solo especies y organizaciones que, o bien reaccionan y se adaptan a las nuevas realidades del mercado, o se extinguen. A nivel personal ocurre lo mismo: los mejores profesionales no pierden su trabajo porque se vuelven perezosos o estúpidos; lo suelen perder porque cada día hacen mejor lo que saben hacer, pero lo que saben hacer bien ya no es relevante para los clientes.

Atrévete con la nueva realidad

En tiempos de cambio e incertidumbre, siempre es mejor pedir perdón que tener que pedir permiso. Así que lánzate a la arena. Prueba tus ideas en condiciones reales, con clientes reales y en mercados reales. No pierdas el tiempo simulando la realidad; créala y experimenta con ella. Convierte tu proyecto en realidad. Escucha lo que tus clientes y colaboradores tienen que decirte y mejora día a día.

Lo más importante es “hacer”. Entra en la dinámica de “hacer” para escapar a la “parálisis del análisis”. Pon en marcha algo que funcione de verdad tan rápido como puedas. Es la mejor manera de tomar impulso. Deja la “gestión de riesgos” para los bancos. No hay mayor riego hoy en día que el quedarse quieto viendo cómo tus clientes de siempre te abandonan, tus márgenes se reducen y los mejores talentos dejan la empresa.

Claro que no es fácil dejar el «chollo» que nos ha funcionado durante tanto tiempo… Pero ahora ya sabes que el éxito pasado no garantiza el éxito futuro. Internet ha hecho que los mercados sean más transparentes. Ahora, antes de comprar cualquier cosa puedes comparar precios y decidir sobre el mejor sitio para adquirir lo que quieres. De forma análoga, la colaboración masiva hace que las organizaciones sean más transparentes. Eso significa que muy pronto se sabrá el valor que cada uno aporta a la organización, y cómo contribuye cada persona a los objetivos comunes. Por eso decimos que ya no vale esconderse: muy pronto te encontrarán.

Así que atrévete a salir de tu «zona de Confort». Está en tus manos hacer algo que marque la diferencia frente a los demás. Se trata de que pases del grupo del «sí, pero..» al grupo del «por qué no…». No necesitas la autorización o el permiso de nadie más; sólo tienes que dar un paso al frente y empezar a entender los cambios como una oportunidad para hacer cosas nuevas.

Empieza con tu agenda personal

El punto de partida ha de ser necesariamente un ejercicio de humildad: si todo ha cambiado a nuestro alrededor, necesariamente también nosotros hemos de cambiar.  Debemos explorar la nueva realidad para descubrir las enormes posibilidades de la Era de la Colaboración.

Si no tienes una agenda personal, es altamente probable que formes parte de la agenda de otro. Por eso, se trata de que establezcas un plan de acción personal para transformarte y para introducir alguna práctica nueva en tu vida personal y en tu día a día como manager. Recuerda que si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre conseguirás lo que siempre has conseguido”. No se trata de descartar o devaluar globalmente toda tu experiencia anterior, o lo que has venido realizando hasta ahora. Se trata de explorar la nueva realidad y aceptar que has de descartar parte de lo que estás haciendo y desarrollar las nuevas habilidades necesarias para resolver los nuevos retos.

Puedes empezar con la sencilla regla del 80/20. Es decir, asegurándote de que en tu agenda personal dedicas un 80% del tiempo a las cosas de siempre, y el 20% restante a gestionar tu futuro. No te desanimes si al principio cuesta un poco. Es normal. El cerebro te lleva de forma natural a la rutina de siempre, y tiende a evitarte la incertidumbre de lo desconocido. Lo importante es que revises con frecuencia tu agenda y compruebes que dedicas de verdad una parte de tu tiempo a cosas importantes para tu futuro, y no a las trivialidades de siempre.

Cuestiona el estado actual de las cosas

Crea una cultura crítica que cuestione el Statu Quo y que se enfrente a los desafíos de la organización de una forma inusual. Explora nuevas vías y evita las respuestas fáciles al problema. Los nuevos desafíos implican aprender nuevas formas de hacer las cosas y cuestionar creencias sostenidas por largo tiempo.

Construye una capacidad de experimentación con bajo riesgo que te permita lanzar nuevas iniciativas de innovación en la gestión con un número limitado de personas y recursos, de forma que puedas validar el nivel de compromiso con los cambios potenciales. Es decir, concede una oportunidad a las nuevas ideas sin paralizar la capacidad de la organización para conseguir sus resultados en el día a día. Dedica una parte de tu tiempo a explorar las nuevas realidades y a prepararte para el futuro, sin dejar de atender tus responsabilidades actuales.

Aprende el nuevo lenguaje de la colaboración

Aprende el nuevo lenguaje de la colaboración con el mismo ahínco con el que aprendiste inglés en su día para asegurarte un futuro en cualquier multinacional. Supera el miedo escénico y participa activamente en los blogs y redes sociales más relevantes para tu profesión o sector. Interactúa con la nueva realidad. Descubrirás que no muerde, y que tampoco es peligrosa.

El elemento central en la Era de la Colaboración no es acceder a la información, sino acceder a las conversaciones y participar en ellas activamente. Son esas nuevas conversaciones las que nos permitirán desarrollar nuevas capacidades como líderes; las que nos permitirán conocer las necesidades de nuestros clientes y encontrar el nuevo talento que requieren nuestras organizaciones.

Participando conseguirás que tu capacidad de síntesis se refuerce frente a tu capacidad de análisis, y aprenderás a detectar los patrones generales por encima de las respuestas concretas. Cuando consideres que ha llegado la hora, publica un blog personal  y crea tu marca personal para compartir tus conocimientos y potenciar tu red de contactos. En este nuevo mundo de comunicaciones abiertas, transparentes y globales, caben pocos secretos. No hay lugar donde esconderse: todos acabaremos siendo visibles.

Avanza hacia el liderazgo 2.0

Ante los desafíos de la Era de la Colaboración, nos cuesta reconocer que hemos llegado al límite de nuestra experiencia. Como nos dice Nassim Taleb, ante los Cisnes Negros es más importante lo que no sabemos que lo que sabemos. La imagen del líder carismático que todo lo sabe ha quedado superada. En el nuevo paradigma, la búsqueda de la dirección adecuada es una labor en la que debe participar toda la organización. El nuevo líder será muy diferente del que conocemos. Por ello, como he explicado antes, el punto de partida ha de ser necesariamente un ejercicio de humildad: sencillamente ya no tenemos las respuestas, ni las podemos encontrar mirando por el espejo retrovisor de nuestra experiencia.

Nuestra labor como líderes ha de ser necesariamente distinta. No se trata de tener las respuestas concretas a los complejos retos a los que nos enfrentamos. Se trata de ser capaces de explorar las nuevas realidades, identificar las preguntas fundamentales que nuestra organización debe hacerse ante los nuevos retos, y movilizar de forma colaborativa a toda las personas de la organización para que asuman la responsabilidad colectiva de hacer frente a la nueva realidad social. La Era de la Colaboración hace posible nuevas organizaciones mas ágiles, participativas, abiertas, transparentes y verdaderamente centradas en las personas. Cuando el liderazgo y la innovación es un trabajo compartido por todos, las oportunidades son infinitas.

4 Comments

  • alvarezval dice:

    Excelente post: creo que se combina más con Escuelas 2.0. La gente tiene tanto miedo a perder, es tanto el inmovilismo, a las empresas consolidadas solo le interea mantener su status quo. Si no se lanza uno al agua no te darán el bote salvavida, y el trasatlántico invariablemente será un nuevo Titanic

  • Me encantan sus reflexiones y la forma de expresarlas, son como aire fresco que en el mundo de la escuela invitan a lanzar botes y botes salvavidas.

  • Afortunadamente tengo la suerte de conocer personalmente a José y llevo tiempo en el bote salvavidas. No sé a dónde llegaré pero intentaré que llegue s buen puerto porque ciertamente creo en las ideas de liderazgo 2.0 que comparte desde su blog. Para los inmigrantes digitales no es fácil, pero tampoco zozobras directamente al lanzar el bote al agua. Cierto es que cuando te lanzas a la aventura sabes poco y cometes errores, pero el placer de aprender lo compensa y, aunque alguna vez tengas que sacar agua del bote, merece la pena.

    La actual crisis va a ser un catalizador para el asentamiento de la era de la colaboración y muchas empresas con cultura de trasatlántico lo pasarán mal. También constato que en el mar hay piratas y tratan de atacar al trasatlántico para con sus piezas o sus tripulantes construir un nuevo buque tan grande u obseleto como el anterior….

    Pero animo a los lectores a intentarlo. Ojos, oídos y mente muy abiertos, humildad y sinceridad y, por supuesto, esfuerzo y todo el talento y el sentido común que se tenga.

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