Liderazgo

Optimismo y otras 10 palabras útiles en tiempos de crisis

By octubre 27, 2008marzo 12th, 20114 Comments

Para los que me conocen no es ningún secreto: soy una persona vitalmente entusiasta y optimista. Desde mis primeras experiencias profesionales aprendí muy pronto dos lecciones. La primera es que lo importante en la vida no es lo que te ocurre, sino lo que tú haces con lo que te ocurre . Es decir, lo importante es la actitud que tomas ante las nuevas circunstancias, y cómo reaccionas ante ellas, ya se trate de una adversidad o fortuna imprevista, un cambio que no esperabas en tu vida personal o una nueva incertidumbre en tu entorno. La segunda lección que aprendí es que el pensamiento positivo tiene un inmenso poder para generar energía en los momentos difíciles y de incertidumbre para las organizaciones.

Optimismo A lo largo de los años, la experiencia se ha encargado de ratificarme a diario estas dos lecciones, hasta el punto de que han influido considerablemente en mi estilo de liderazgo. En no pocas ocasiones he podido comprobar el efecto en cadena del entusiasmo y el optimismo. Me refiero a esa actitud positiva que, ante los retos, nos dice: «podemos cambiar las cosas y lograr objetivos impresionantes». Y es que, como líderes, no sabemos lo que podemos lograr hasta que lo intentamos.

Por ello estoy convencido de que, en momentos de incertidumbre como los actuales, el pensamiento positivo es un buen antídoto contra los «passion killers», esas pequeñas experiencias rutinarias que van minando nuestra energía y poco a poco acaban con nuestra pasión. Un ejemplo claro: la frase «¿has visto el nuevo batacazo de la bolsa?» que nos recibe cada mañana en el trabajo, en el taxi o en el ascensor de casa, se ha convertido hoy en todo un «passion killer». Para combatirlo, debemos contagiar nuestro optimismo.

El optimismo nos permite ver los aspectos positivos en cualquier situación, y nos da la oportunidad de aprovechar cada posibilidad para superarnos. El pensamiento positivo se basa en nuestra confianza personal y en la creencia en nuestras capacidades para aprender y superar las situaciones más difíciles. No se trata de verlo todo de color de rosa, sino de trabajar de la mejor forma posible para vencer las adversidades.

Tanto el optimista como el pesimista tienen razón: se trata sencillamente de un vaso medio lleno de agua. Lo verdaderamente importante es que cada uno de nosotros elegimos, y con nuestra elección -en clave positiva o negativa- construimos nuestra realidad.

Espero que las diez palabras que siguen os ayuden a ver los aspectos positivos de cualquier situación, y os animen a aprovechar cada posibilidad para superaros.

1. Observa. Nos encontramos en un momento de profundas transformaciones. Estamos pasando de una sociedad lineal y previsible, basada en la lógica, a una sociedad de lo imprevisible, con una nueva forma de pensar y un nuevo enfoque de la vida. Por eso es necesario que dediques una parte de tu tiempo a observar la realidad y a encontrar las tendencias que en un futuro próximo afectarán a tu vida, a tus mercados y a tu organización.

No sirve de mucho preguntarse «¿qué pasó?» cuando ya todo ha pasado. Así que no te quedes parado ante los cambios. Observa lo que está ocurriendo a tu alrededor y pregúntate: ¿cómo me afecta todo esto personalmente?, ¿cómo afectarán estos cambios a mi empleabilidad futura? Asegúrate de que también tu organización se plantea las preguntas imprescindibles: ¿cómo afectan estos cambios a mis clientes?, ¿qué impacto tendrán en la competitividad de mis productos y servicios?, ¿qué es lo que debemos hacer?

2. Conversa. Participa en la nueva realidad. Descubrirás que no muerde, y que tampoco es peligrosa. El elemento central en la Era de la Colaboración no es acceder a la información, sino acceder a las conversaciones y participar en ellas activamente. Son esas nuevas conversaciones las que nos permitirán desarrollar nuevas capacidades como líderes; las que nos permitirán conocer las necesidades de nuestros clientes y encontrar el nuevo talento que requiere nuestras organizaciones. Participando conseguirás que tu capacidad de síntesis se refuerce frente a tu capacidad de análisis, y aprenderás a detectar los patrones generales por encima de las respuestas concretas.

3. Desarróllate. Los cambios en tu profesión se suceden a toda velocidad. Por eso es fundamental que seas capaz de aprender y desarrollar las nuevas habilidades y capacidades. Los pilares del sistema se están moviendo. Los cambios que vienen son realmente significativos y están originando un nuevo paradigma. Esta vez no valen las repuestas a corto plazo. No basta con que “sobrevivas” a los cambios encerrado en tu antiguo refugio. Quizás ha llegado la hora de que dejes tu «Zona de Confort» . Debes ser proactivo. Analiza las tendencias, comprende e interioriza los nuevos modelos de creación de valor a través de las personas, las nuevas estructuras sociales, los nuevos mercados que están surgiendo. Cultiva las habilidades necesarias para hacer que el cambio se convierta en una oportunidad para nuestras vidas. Son malos momentos para dudar de tu capacidad de cambio. Lo peor que puedes hacer es dudar de ti mismo, de tu capacidad para adaptarte y dominar, como siempre has hecho, la nueva realidad que te rodea.

4. Atrévete. En tiempos de cambio e incertidumbre, siempre es mejor pedir perdón que tener que pedir permiso. Así que lánzate a la arena. Prueba tus ideas en condiciones reales, con clientes reales y en mercados reales. No pierdas el tiempo simulando la realidad; créala y experimenta con ella. Convierte tu proyecto en realidad. Escucha lo que tus clientes y colaboradores tienen que decirte y mejora día a día.

Lo más importante es «hacer». Entra en la dinámica de «hacer» para escapar a la «parálisis del análisis». Pon en marcha algo que funcione de verdad tan rápido como puedas. Es la mejor manera de tomar impulso. Deja la «gestión de riesgos» para los bancos. No hay mayor riego hoy en día que el quedarse quieto viendo como tus clientes de siempre te abandonan, tus márgenes se reducen y los mejores talentos dejan la empresa.
Un consejo muy útil: construye tu propia agenda personal. Recuerda que si no tienes agenda personal, eso significa que formas parte de la agenda personal de otro.

5. Adelante. No te detengas. Supera el miedo a fallar y a cometer errores. No te obsesiones con hacerlo todo perfecto a la primera: es imposible. Simplemente decide y sigue adelante. Elimina la presión. Considera que tus decisiones son temporales, y que más adelante volverás de nuevo sobre ellas. Progresa mediante iteraciones.

En un entorno como el actual, altamente competitivo y de cambios acelerados, el tiempo es la variable clave. Por eso no puedes detenerte. Deja que el proyecto crezca y te hable, que tome forma y evolucione. Conforme avances en el proceso iterativo, tus decisiones estarán mejor informadas y contarán con la aportación de tus colaboradores.

6. Cuestiona. Pon en cuestión el «statu quo», incluida tu forma de ver las cosas y la visión de tu organización. Fomenta en el seno de tu empresa una cultura que cuestione el «statu quo» y que se enfrente a los desafíos de la organización de una forma inusual.

La edad de la acumulación irracional ha llegado a su fin. Cada día son más las personas que buscan un significado más allá de la acumulación de bienes de consumo. Por eso debes encontrar nuevas formas de abordar los retos futuros, explorando nuevas vías y evitando las respuestas fáciles a los problemas.

7. Innova. Atrévete a innovar. Recuerda que asumir riegos es fundamental para tu éxito futuro. Construye una capacidad de experimentación «de bajo riesgo», que te permita lanzar nuevas iniciativas de innovación sin poner en peligro el funcionamiento de la organización. La clave está en conceder una oportunidad a las nuevas ideas sin paralizar la capacidad de tu empresa para conseguir sus resultados en el día a día. Crea organizaciones flexibles, pensadas para las personas, en las que el liderazgo y la innovación sea un trabajo compartido por todos.

Abandona el modo «piloto automático». Deja de hacer siempre las mismas cosas que hiciste el día anterior. Deja de ir a trabajar todos los días pensando que todo va a seguir siendo como antes. Créeme: no va a ser así.

8. Siente. No intentes descifrar todo lo que está ocurriendo solo en clave racional. Libera tus sentidos y conecta con los que te rodean. Desarrolla tu empatía con los demás para comprender mejor las sutilezas de los cambios que se están dando y la belleza emocional de la interacción humana. La capacidad de pensamiento lógico es lo que nos hace humanos. Pero la lógica por sí sola no es suficiente. Además de prestar atención a las tareas, debemos prestar atención a las personas. Esta “capacidad de entender” hace que las otras personas se involucren y den lo mejor de sí mismas. Esta será una de las claves en el futuro.
Esta nueva era requiere de habilidades y talentos que, históricamente, no han formado parte de nuestro entorno de trabajo, como son la creatividad, la empatía, la intuición y la capacidad de utilizar ideas aparentemente no relacionadas con nuestro campo de experiencia.

9. Disfruta. No llenes tu vida sólo de seriedad y responsabilidad. Sé generoso contigo mismo y diviértete. Cada vez está más claro que las personas somos más eficientes cuando nos sentimos felices y nos divierte lo que hacemos. Si quieres, trabaja duro. Pero, por favor, diviértete. La risa es sana y contagiosa. Observa a los deportistas de élite que más admiras. Comprobarás que todos trabajan duro, pero que siempre reservan un espacio para expresar una alegría contagiosa.

10. Cambia. En una época como ésta, marcada por los cambios acelerados, no puedes conducir mirando por el espejo retrovisor. No puedes confiar en salir adelante utilizando aquellas herramientas que han funcionado en el pasado. Recuerda que, si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre conseguirás lo que siempre has conseguido. Debes estar dispuesto a hacer las cosas de manera diferente. Abandona la rutina y abre tu mente para comprender el mundo que te rodea. Te guste o no, el mundo está cambiando a toda velocidad. Proponte hacer las cosas de manera diferente. Cambia las viejas formas de trabajar, que sólo tenían sentido en el pasado y que surgieron para resolver un problema que ya no es relevante para tu organización.

Creo sinceramente que estas diez palabras, junto con una buena dosis de optimismo, pueden ayudarnos a superar la incertidumbre de estos momentos, y a prepararnos para la nueva Era de la Colaboración. En su aplicación diaria no olvides lo que nos advertía Keynes:

«La verdadera dificultad al cambiar el curso de cualquier organización reside no en desarrollar nuevas ideas, sino en librarse de las viejas”.

Puedes ver el contenido de este post resumido en la siguiente video: Diez Palabras utiles en tiempos de crisis

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4 Comments

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  • Hola,

    Gracias por el artículo, está muy completo.

    Sin duda, el Pensamiento tiene influencia sobre nuestro entrono. Debemos cuidar bien nuestros pensamientos, asegurarnos de mantener siempre una actitud positiva. La actitud con la que enfrentamos las circunstancias determinan los efectos de las mismas sobre nuestras vidas.

    Me gustaría invitarlos a tomar este Test de Pensamiento Positivo.

    Saludos a todos,

  • Casandra A. dice:

    Me encanta este artículo. Ayuda bastante leerlo en estos días de depresión colectiva ante la crisis. Al final es una cuestión de voluntad: querer estar mejor y optar cada momento por aquello que nos impulse hacia la felicidad.
    Suerte para todos los que compartimos estas ideas:)

  • heydy dice:

    solo compartiendo lo que sabes puede llegar a cambiar la situación de muchas personas
    gracias por difundir este articulo es mas que interasante

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