La victoria de Barack Obama nos ha alegrado a casi todos. Nos ha hecho experimentar una mezcla de alivio y de esperanza. Alivio , porque sabíamos que, esta vez, lo que estaba en juego en las elecciones americanas no era solamente el desalojo de un partido político por parte de otro que promete hacer las cosas mejor; lo que estaba en juego era un cambio fundamental de las reglas bajo las cuales ha venido funcionando la política y los políticos americanos en los últimos cincuenta años. La victoria de Obama ha supuesto la derrota de todo un legado político, que se ha visto superado por la energía imparable de una nueva forma de hacer política, más participativa y más cercana a los ciudadanos. Y esperanza por lo que supone la victoria de Obama para las expectativas de un futuro mejor para todos, su “sí podemos” cambiar hacia un mundo más justo y solidario.
Los analistas han destacado varios aspectos vitales del triunfo de Obama: la trascendencia histórica, por tratarse de la primera persona de color que accede a la presidencia los Estados Unidos; su carisma y su sueño del cambio, que nos permiten vislumbrar un mundo mejor en una situación de crisis e incertidumbre; su invitación a que construyamos este mundo todos juntos; su defensa de un “nuevo bien común”; y su apuesta decidida por la participación de los jóvenes en la vida política.
Todos estos temas han tenido una relevancia incuestionable en las elecciones estadounidenses, y son muchas las lecciones que podemos extraer de su discurso y de su liderazgo transformador. Obama, sin duda, ha sabido conjugar los tres aspectos claves de la emergente Democracia Electrónica : los nuevos modelos de organizaciones en red para gestionar su campaña; las nuevas formas de comunicación digital para transmitir su mensaje; y las nuevas posibilidades de relación con los ciudadanos abiertas por las redes sociales, mediante las cuales ha reclutado y ha dinamizado a un gran número de activistas de base que, además, han conseguido financiar su campaña.
En la conversación de hoy vamos a explorar la forma particular de liderazgo político de Barack Obama, intentando identificar los rasgos que conforman la Política 2.0, una nueva forma de creación de valor social que marca distancias respecto a la versión anterior, la Política 1.0. Lamentablemente, todavía estamos acostumbrados a ver en nuestros televisores a los protagonistas de esta Política 1.0: políticos más preocupados por obtener y mantener el poder que por los problemas de los ciudadanos; políticos que buscan convertir al adversario en una especie de enemigo mortal, que tienden a subrayar siempre lo negativo, y que están mucho más centrados en dividir que en conectar con las necesidades reales de la sociedad.
Veamos algunas de las enseñanzas que podemos extraer de la nueva forma de hacer política de Barack Obama; tres auténticos puntos clave que nos ayudarán a avanzar en nuestra exploración del liderazgo del futuro:
Una nueva visión del gobierno y de la sociedad. Liderazgo 2.0
¿Cómo sabemos que Obama es un líder del futuro? Basta con que leamos su primer discurso tras la victoria electoral o, simplemente, con que veamos uno de sus meetings en YouTube. Obama posee las cualidades esenciales del liderazgo 2.0: el poder de convencer, inspirar, y generar pasión. Hoy en día estos aspectos son clave, porque la lealtad, la creatividad y la pasión -los valores característicos del nuevo talento- ya no pueden conseguirse mediante el tradicional “ordeno y mando”.
Un liderazgo diferente. Obama es capaz de abordar los temas de una forma nueva, centrada mucho más en lo que une a los ciudadanos que en lo que les separa; centrada en lo que podemos conseguir juntos, y no tanto en señalar las equivocaciones que han cometido los demás. En otras palabras, su liderazgo no persigue la victoria absoluta de su grupo, sino una situación en la que estemos dispuestos a ceder un poco para que todos acabemos ganando. Creo que es muy significativo que se haya convertido en el primer presidente americano que ha renunciado de forma explícita pactar con los “grupos de interés” a cambio de apoyo económico para sus campañas:
“Nunca parecí el aspirante a este cargo con más posibilidades. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los pasillos de Washington. Fue construida por los trabajadores y las trabajadoras que recurrieron a los pocos ahorros que tenían para donar a la causa cinco dólares y diez dólares y veinte dólares.”
Un mensaje nuevo. Su mensaje está a mil millas del lema -ya caduco- del héroe salvador, cuya única propuesta es: “Delegad en mí. Sólo yo puedo rescataros”. Obama apela a la responsabilidad de todos, al papel fundamental de cada uno de los ciudadanos en la recuperación. Su liderazgo ha despertado tantas expectativas como las que suscitó Kennedy en 1960. Al igual que éste, Obama tiene una marca personal capaz de atraer a gran parte de la sociedad americana (y mundial), y ha demostrado a lo largo de la campaña un enorme talento retórico. También al igual que Kennedy, Obama representa el cambio y la esperanza de que una nueva forma de hacer política es posible:
“En este país, avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación de recaer en el partidismo y mezquindad e inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo.”
Un líder carismático. ¿Qué es el carisma? No es sencillo de explicar, pero todos lo reconocemos cuando lo vemos: esa llama en los ojos, la pasión, la seguridad que transmiten los líderes… Pues bien, millones de personas han reconocido el carisma al ver y escuchar a Obama. Y eso es importante. El carisma ayuda a los líderes a motivar y cargar de energía al resto de las personas. Y Obama ha puesto de manifiesto inteligencia, pasión, convicción y una rara habilidad para inspirar y movilizar a grupos de personas muy diversas en USA y en todo el mundo.
“Esta es vuestra victoria. Y sé que no lo hicisteis sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicisteis por mí. Lo hicisteis porque entendéis la magnitud de la tarea que queda por delante.”
Líder de la esperanza. Este aspecto es quizá el más relevante de todos. Su libro de reflexiones personales “La audacia de la Esperanza” , cuya lectura recomiendo, es un canto a la esperanza: “Esperanza frente a la dificultad. Esperanza frente a la incertidumbre. ¡La audacia de la Esperanza! Creer que nos espera un futuro mejor”. Tal y como señaló en el primer discurso tras la victoria electoral, su objetivo es restaurar el Estados Unidos de los ideales perdurables: la democracia, la esperanza, la oportunidad y la libertad. El recién elegido presidente ha puesto de manifiesto que la esperanza, como el optimismo, es contagiosa:
“Esperanza es lo que me ha traído hoy aquí – con un padre de Kenia; una madre de Kansas y una historia que solo podría ocurrir en los Estados Unidos de América. La esperanza es la piedra angular de esta nación, la creencia de que nuestro destino no será escrito para nosotros, sino por nosotros, por todos los hombres y mujeres que no aceptan mundo tal como es – Que tienen el valor de rehacer el mundo como debería ser.”
Líder del cambio. “Vamos a cambiar el mundo”. Éste es exactamente el mensaje que necesita escuchar un mundo dividido por el colapso económico, los conflictos religiosos, la escasez de recursos, la pobreza y la violencia. Un mundo que anhela nuevo ideales, y que busca un mensaje inspirador que despierte a los ciudadanos, cansados de la política del miedo y la destrucción. Un mensaje como éste:
“Esta elección no es entre regiones, religiones o géneros. No se trata de los ricos frente a los pobres, los jóvenes frente a los viejos y el blanco frente al negro. Se trata del pasado frente al futuro”.
Líder de la unidad. Obama logró la victoria uniendo, no dividiendo. Él lo expresó así: “No somos una colección de estados rojos [color republicano] y estados azules [color demócrata]. Somos los Estados Unidos de América”. Su reto es unir a republicanos y demócratas en la nueva administración, una tarea que parece haber comenzado tan pronto como ha accedido al poder. Así lo transmitió en su mensaje de victoria:
“Podemos tener diferentes historias, pero tenemos las mismas esperanzas; que podemos no vernos diferentes y venir de diferentes lugares, pero todos queremos ir en la misma dirección – hacia un mejor futuro para nuestros hijos y nietos.”
Capacidad de comunicación. Obama sabe bien cómo emplear su poder de comunicación. Sabe motivar e ilusionar a las personas. Conoce a su audiencia. Es capaz de detectar su estado de ánimo, y sabe hablar con sentido acerca de las cuestiones que más preocupan a ese grupo concreto de gente. Con su extraordinaria labor de persuasión, ha conseguido que un ejército de voluntarios extienda por todo el país el mensaje del cambio.
“Si actuamos con audacia y previsión, podremos contar a nuestros nietos que ésta fue la época en que ayudamos a forjar la paz en Medio Oriente. Ésta fue la época en que enfrentamos el cambio climático y aseguramos las armas que podrían destruir a la raza humana. Ésta fue la época en que derrotamos a los terroristas globales y llevamos oportunidades a los rincones olvidados del planeta.”
Liderazgo Personal. Incluso en los grandes formatos, con audiencias multitudinarias, Obama sigue el principio de “mantener la conversación personal”. Utiliza detalles y casos concretos de manera eficaz para crear la sensación de que se trata de una conversación entre unas pocas personas. Por eso hace referencias a sus experiencias personales y utiliza la primera persona, el “yo” y el “nosotros”, de forma que el público se siente “incluido” en su mensaje.
“Si sienten la misma energía que yo, si sienten la misma pasión que yo, si sienten la misma esperanza que yo, no tengo ninguna duda de que todo el pueblo se levantara, y el país recuperará la esperanza y fuera de esta larga oscuridad política un nuevo amanecer vendrá.”
Un líder transparente. La transparencia y la ética son las bases de la confianza. Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos va a ocupar la presidencia después de publicar sus memorias. Obama escribió “Dreams from My Father: A Story of Race and Inheritance” a los 33 años, antes de comenzar su carrera política. Nunca ha ocultado las peculiares condiciones familiares que marcaron su infancia, en un país en el que la vida privada de los candidatos siempre se mira con lupa durante las campañas. Es más, Obama dio la vuelta a esa aparente “desventaja”-unos orígenes poco ortodoxos en la casta de los políticos profesionales- y se convirtió en la representación más fiel del sueño americano. Obama ha sido capaz de transmitir confianza al superar los duros ataques de sus adversarios políticos, y lo ha hecho sin cortinas de humo y sin contraataques virulentos:
“Habrá percances y comienzos en falso. Hay muchos que no estarán de acuerdo con cada decisión o política mía cuando sea presidente. Y sabemos que el gobierno no puede solucionar todos los problemas. Pero siempre seré sincero con vosotros sobre los retos que nos afrontan. Os escucharé, sobre todo cuando discrepamos. Y sobre todo, os pediré que participéis en la labor de reconstruir esta nación.”
Una nueva forma de crear valor social. Política 2.0
Wikipedia define la política como “la actividad humana tendente a gobernar o dirigir la acción del estado en beneficio de la sociedad”. Sin duda, la labor de Obama constituye una nueva forma de hacer política. Siguiendo el modelo que aplicamos en otros campos para calificar los cambios sustanciales que se están dando en la Era de la Colaboración, nos referimos a esta nueva versión del hacer público como “Política 2.0”. Lo importante del nuevo fenómeno no son las tecnologías, ni siquiera el uso de de la herramientas 2.0 (blogs, microblogs, o wikis) por parte de los políticos y sus partidos para transmitir sus mensajes de siempre. Lo verdaderamente relevante es la transformación de la política en conversaciones entre ciudadanos.
La idea básica del Cluetrain Manifesto es que, en un espacio como el actual, en el que la información fluye de manera indiscriminada, la política equivale a las conversaciones que mantienen los ciudadanos , preocupados por sus problemas. Tal y como nos explica Thomas Friedman , la política se está “aplanando”; las estructuras políticas están pasando de ser rígidamente verticales, jerárquicas, a ser francamente horizontales, propiciando así una nueva era de colaboración entre ciudadanos “de a pie” como nunca antes se había visto. Estos cambios afectarán de forma sustancial a los modelos de creación de valor social que conocemos actualmente, reforzando las democracias participativas y facilitando la involucración horizontal, activa, abierta y en red de todos los ciudadanos en la política.
Desde el punto de vista de “la gente de a pie”, la Política 2.0 es la capacidad que tienen los ciudadanos de organizarse en redes utilizando las herramientas 2.0 para la interacción, la colaboración y el activismo. Podemos concluir, por tanto, que en cualquiera de sus vertientes la Política 2.0 tiene como efecto principal una mayor implicación política de la ciudadanía. Se trata de superar la visión egocéntrica y endogámica de las organizaciones -muy acusada en el caso de los partidos políticos- para evolucionar hacia democracias menos pasivas y más participativas, abiertas, transparentes y verdaderamente centradas en los ciudadanos.
La disponibilidad de software social está permitiendo que la web se transforme en un espacio de interacción social, y en una verdadera plataforma de colaboración , interacción y despliegue de inteligencia colectiva. Obama ha sido plenamente consciente de ello. Por eso, la “marca Obama” ha entrado de lleno en todo el mundo 2.0, el espacio más ágil y dinámico a la hora de participar en las conversaciones. En Facebook , Obama ha conseguido reunir a más de 3 millones de partidarios; más de 130.000 personas le han seguido en Twitter ; y su página en MySpace ha recogido cerca de 150.000 comentarios de ciudadanos. La campaña ha sido incesante también en YouTube, con decenas de vídeos que descubrían al público la figura del entonces candidato.
El equipo de Obama no sólo ha aprovechado todos los medios de comunicación social para llegar a un gran número de personas, especialmente a los jóvenes, sino que además ha utilizado esas redes para motivar, organizar y dotar de contenidos y herramientas a sus partidarios. Utilizando My.barackobama.com , por ejemplo, permitieron la creación de casi 20.000 grupos de personas que han dado apoyo y han recaudado dinero para la campaña en todo el mundo.
Es importante que no veamos estos cambios necesariamente como un paso hacia una democracia directa, enfrentada a la tradicional democracia representativa; debemos considerarlos, más bien, como una oportunidad llena de posibilidades para la participación y el compromiso de los ciudadanos . No estamos hablando de un nuevo tipo de democracia, ni de una “segunda vida” en el ciberespacio. No se trata tampoco de tecnología. Se trata del apoyo y fortalecimiento de la democracia; del fortalecimiento de los procesos democráticos y las instituciones que hacen posible la participación y el compromiso de los ciudadanos en el gobierno de la sociedad.
Un nuevo modelo de participación social. Ciudadanos 2.0.
La necesidad y el anhelo de avanzar hacia una mayor participación en organizaciones políticas y sociales sigue existiendo. Pero los partidos tradicionales, en vez de promocionar este activismo, se han convertido en una auténtica barrera. Su cultura organizativa se rige por lealtades férreas, jerarquías y mecanismos de sumisión que dificultan la participación de los ciudadanos.
La militancia en los partidos -todavía la forma principal y mayoritaria de participación política- se ha convertido en una actividad de escaso atractivo para la gente. Esta desafección se ha dejado notar, singularmente, en el caso de los “nativos digitales”, la nueva generación nacida a partir de los años 80, que ha permanecido siempre en contacto con las nuevas tecnologías y las plataformas de comunicación social.
En esta situación, el fenómeno de la Web 2.0 ha supuesto un auténtico soplo de aire fresco, y una oportunidad para los ciudadanos, que han encontrado formas hasta ahora impensables para organizarse y expresar sus posiciones. Así han surgido los denominados “Ciudadanos 2.0”: aquellos que conocen los beneficios de aprender y colaborar utilizando las nuevas plataformas de comunicación social, y que comparten sus inquietudes, sus preocupaciones y su acción política en la Red. Son activistas de base que han descubierto su poder para cambiarlo todo. Sus acciones a través de Internet y de las diferentes comunidades y redes sociales han cambiado para siempre la forma de hacer política .
El reto de sumar a los jóvenes . Los jóvenes conforman el grueso de estos Ciudadanos 2.0. Motivar a los jóvenes se ha convertido en uno de los retos fundamentales de la nueva política, y es en este punto donde Barack Obama ha dado al mundo una auténtica lección. A través de iniciativas como http://www.moveon.org/ , Obama ha conseguido llegar directamente a los jóvenes de entre 16 y 25 años, los nativos digitales. Ha conseguido implicarles de lleno en el proceso político, y ha aprovechado su talento, su creatividad, su energía y su alta participación en las redes sociales para extender el mensaje a millones de personas. Nada menos que 933.000 voluntarios, muchos de ellos jóvenes, participaron en la iniciativa MoveOn e hicieron posible la victoria del candidato demócrata. La lectura es clara: Obama ha sido capaz de entender que estos jóvenes, aunque todavía no ocupan cargos de importancia, son el futuro, y su talento y su energía constituyen un referente y un auténtico motor de cambio para el resto del país.
A modo de resumen
En resumen, la Web 2.0 es hoy una gigantesca plataforma de colaboración que permite a los ciudadanos organizarse en redes; les permite crear grupos de interés que tratan de influir en las decisiones de los políticos y los poderes públicos. Por todo ello, podemos concluir que la Política 2.0 genera una mayor implicación política en la ciudadanía, algo que resulta esperanzador para nuestro sistema político. Con el tiempo, estas iniciativas en la red acabarán por acercar el poder a los ciudadanos de a pie, y conseguirán llegar a una nueva generación de votantes hasta ahora “ajenos” al proceso político, pero sujetos a sus consecuencias. Lo deseable es que esta nueva situación afecte de forma positiva al desempeño político, creando un círculo virtuoso en que los representantes electos que estén más abiertos y participen en las conversaciones de sus ciudadanos 2.0 obtengan como recompensa una mayor confianza y lealtad de voto.
Obviamente, los cambios de los que hablamos tardarán en hacerse realidad, tal y como sucede en cualquier proceso de cambio que afecte directamente a los intereses del “legado” anterior. Pero son inevitables, porque ha llegado el tiempo de la Política 2.0. La buena noticia es que la democracia electrónica nos está conduciendo hacia partidos políticos más transparentes y eficientes, y las nuevas formas de hacer política están acercando el poder a las comunidades de ciudadanos. Estos ciudadanos 2.0 harán que nuestra democracia sea más participativa. La presencia de una nueva generación de votantes, más responsable y comprometida con el proceso político, va a engendrar una nueva generación de políticos que nos ayudarán en la construcción de nuevas entidades colectivas, abiertos a explorar las posibilidades que nos brindan las nuevas estructuras sociales y capaces de hacer su visiones realidad en redes cada vez más abiertas y globales.
La mala noticia es que, como el propio Obama señala, el camino será largo: “Sabemos que los retos que nos traerá el día de mañana son los mayores de nuestras vidas -dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo.” Y los cambios prometidos tardarán en llegar más de lo esperado. Por ello, finalizo mi reflexión de hoy con una frase de Ray Kurzweil que siempre debe acompañarnos en nuestra exploración de un futuro tan apasionante como el de la Era de la Colaboración:
“Soy un innovador. Me interesé en tendencias a largo plazo, porque una innovación tiene que tener sentido en el mundo en el que se hace realidad, no en el mundo en el que se inicia “
Ray Kurzweil
*Puedes ver mis relexiones sobre Politica 2.0 en la siguiente presentación:
Hola Pepe,
Un artículo muy interesante sobre Obama. Sin embargo, viendo sus nombramientos hasta la fecha no puedo comparitr plenamente tu optimismo con respecto al cambio. Cito algunos ejemplos sobre el equipo ecónmico (en inglés) y la fuente. Un saludo my cordial.
Almost half the people on Obama’s economic advisory board have held fiduciary positions at companies that, to one degree or another, either fried their financial statements, helped send the world into an economic tailspin, or both.
Take a good look at some of the 17 people our nation’s president-elect chose last week for his Transition Economic Advisory Board.
First, there’s former Treasury Secretary Robert Rubin. Not only was he chairman of Citigroup Inc.’s executive committee when the bank pushed bogus analyst research, helped Enron Corp. cook its books, and got caught baking its own. He was a director from 2000 to 2006 at Ford Motor Co., which also committed accounting fouls and now is begging Uncle Sam for Citigroup- style bailout cash.
Two other Citigroup directors received spots on the Obama board: Xerox Corp. Chief Executive Officer Anne Mulcahy and Time Warner Inc. Chairman Richard Parsons. Xerox and Time Warner got pinched years ago by the Securities and Exchange Commission for accounting frauds that occurred while Mulcahy and Parsons held lesser executive posts at their respective companies.
Mulcahy and Parsons also once were directors at Fannie Mae when that company was breaking accounting rules. So was another member of Obama’s new economic board, former Commerce Secretary William Daley.
Another slot went to former White House economic adviser Laura Tyson. She’s been a director for about a decade at Morgan Stanley, which in 2004 got slapped for accounting violations by the SEC and a month ago got $10 billion from Treasury.
Donaldson was chairman when the SEC voted in 2004 to let the big Wall Street banks, including Lehman Brothers Holdings Inc. and Bear Stearns Cos., lever up their balance sheets like drunks. Talk about blowing it.
And whom did Obama tap for White House chief of staff? Rahm Emanuel, the Illinois congressman who was a director at Freddie Mac in 2000 and 2001 while it was committing accounting fraud. Of all the people Obama could have chosen as his chief of staff, couldn’t he have found someone who wasn’t once on the board of Freddie Mac?
The president-elect needs some new advisers — fast. We are in a crisis of confidence in American capitalism. These aren’t the right people to re-instill its sense of honor. Many of them should be getting subpoenas as material witnesses right about now, not places in Obama’s inner circle. Did Obama learn nothing from the ill-fated choice of James Johnson, the former Fannie Mae boss, to lead his vice- presidential search committee?
http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601039&sid=aNCFKvAMUQ6w&refer